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Un hogar, más que un simple hotel en Ibiza

Cuadrar las fechas con la familia, mirar billetes y elegir hotel en Ibiza.  Hacer las maletas. “¿Qué me llevo?”, “Esto, por si acaso, y esto otro también”.  Levantarse pronto, esperar dos horas en el aeropuerto.  Llegar al destino, encontrar el  hotel.  Hacer el check-in horas más tarde.  Darse cuenta de que la mitad de la ropa va a sobrar.  Sin duda, irse de vacaciones es una aventura desde principio a fin.  Lo que han de ser unos días de relajación pueden convertirse en unos días de estrés añadido si alguna de las elecciones no es acertada.  En especial, la de encontrar el perfecto hotel en Ibiza.

Mi primer encuentro con este hotel en Ibiza

Entramos cargados con nuestras maletas de 14 días de vacaciones.

Entramos cargados con nuestras maletas de 14 días de vacaciones en este hotel de Ibiza.  La recepcionista enseguida se levantó y vino a nuestro encuentro ofreciéndonos su ayuda para llevar el equipaje.  Ese día llevábamos en pie desde las 3 de la madrugada y eran pasadas las 12 del mediodía.  Cabe decir que nuestros ánimos no estaban muy allá habiendo mal desayunado y aún sin comer.

Una vez dentro de la recepción, la chica nos introdujo con un “les haré un check-in rápido, que seguro que llevan muchas horas ya de viaje y lo último que querrán es escuchar horarios”.  Fue un relevo inmediato, solo queríamos llegar a la habitación, comer y descansar.

Le preguntamos por un sitio para comer, y ella nos dio la opción de comer un snack en la terraza de la piscina.  Habitualmente hay gente bañándose  a esa hora pero ese día estaba tranquilo, y nos animó a que aprovecháramos con tranquilidad la primera comida de las vacaciones.  ¡Qué buena idea que tuvo la chica!

Ella nos dio la opción de comer un snack en la terraza de la piscina.

Nos comimos unas sabrosas hamburguesas caseras y unos trozos de tarta preparada esa misma mañana.  Estaba todo delicioso, y la camarera nos atendió como si nos conociera de siempre, mientras nos preguntaba por el viaje.

Las costumbres hacen de unas vacaciones una estancia como en casa

Como no podía ser de otra forma, los siguientes días fueron inolvidables.  Desde el desayuno hasta la hora de dormir, todo el equipo del hotel nos brindaba toda la atención posible para que nos sintiéramos a gusto.  Y no solo eso.  Encontrarse a gusto es una cosa, y la otra es sentirse como en casa.  Supuestamente un hotel en Ibiza es más bien impersonal por ser un lugar de paso, pero este se convirtió en nuestro hogar de veraneo gracias a lo personal que fue el trato con todo el equipo.

Se convirtió en nuestro hogar de veraneo gracias a lo personal que fue el trato con todo el equipo.

Acabamos las vacaciones llamándonos por el nombre, bromeando y conociendo alguna que otra manía del otro.  Nunca olvidaré como, al segundo día, bajamos a desayunar y fui a servirme el café.  La amable camarera me lo llevó a la mesa y me lo colocó a la derecha del plato.  Siguiendo mi costumbre, lo cambié de sitio cuando se fue.  Ella se debió dar cuenta, pues en los siguientes 12 días mi café estaba cada mañana a la izquierda del plato, con solo un azucarillo y dos dedos de leche, como me lo preparo en casa.

Nuestro hotel en Ibiza, retiro de cada verano

De esa primera vez hace ya 9 años y cada vez que nos marchamos del S’Argamassa Palace lo hacemos con el sentimiento de haber visitado nuestra familia ibicenca.  Y, cómo no, encuentro mi café desde el primer día como hace 9 años.

Nos marchamos con el sentimiento de haber visitado nuestra familia ibicenca.

Decía que es una estancia como en casa pero es aún mejor.  Es un punto de relajación y recarga de pilas para el resto del año.

H. A. Cobin

 

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