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Es un hotel tranquilo en Ibiza

Día tras día, los clientes del S’Argamassa Palace se asombran y disfrutan de la tranquilidad en este hotel.  Ya sea temporada baja o temporada alta, la calma y la paz que se respiran en este lugar dejan la puerta abierta al descanso de jóvenes y mayores.  Sin duda alguna, es un hotel tranquilo de la primera a la última esquina, desde el desayuno al descanso nocturno.

Un desayuno buffet en este hotel tranquilo

“¡Buenos días!”, se escucha desde el comedor cada vez que alguien entra en el restaurante.  Una gran sonrisa acompaña el saludo, que invita a sentirse como en la casa de un buen amigo.

El primer día todo es nuevo: la mesa donde sentarse, la variedad de productos, fríos, calientes… Al segundo día, el personal ya se encarga de que la sensación sea como estar en casa: la mesa preferida ya preparada y el café al gusto.

El buffet está pensado para cubrir todos los gustos.  Fruta y frutos secos, leches de diferentes tipos, cafés, panecillos, embutidos… y si falta alguna cosa, rápidamente se sirve bajo petición.

Frutos secos.

Dulce y salado para todos los gustos.

 

 

 

 

 

 

 

Lo bueno de ser un hotel tranquilo y pequeño es que  hay tiempo para cada uno de los clientes y sus diferentes preferencias.

Hotel tranquilo, piscina tranquila

Durante el día, la terraza es el escenario perfecto para tomar el sol y algunos cócteles.  Quien no es fan del sol ni del calor, también puede sentarse a leer al lado de la ventada del bar.

Los snacks acompañan cada día la hora de comer.  Hamburguesas, sándwiches, ensaladas frescas o tortillas desfilan de nuestra cocina a las mesas de la piscina.  Y es que aunque el restaurante tiene una terraza al aire libre, la terraza de la piscina tiene un encanto particular tanto de día como de noche.

¡Los snacks también pueden ser al gusto del paladar dulce!

Las últimas horas del día en tranquilidad

Cuando el sol se pone, los colores en el patio y terrazas del S’Argamassa Palace cambian.  Es muy agradable disfrutar del momento del día en que el mundo se prepara para dormir.  Verlo desde el balcón de la habitación no tiene precio.  En esos momentos, el servicio de habitaciones para la cena o para unas copas es el mejor aliado.

Una cena en la terraza mientras se pone el sol.

Las horas nocturnas son sagradas en este hotel tranquilo.  Tras una noche en completo silencio gracias a lo pequeño que es el hotel, lo único que interrumpe la calma son los cantos de los mirlos.

Y al día siguiente, a empezar otra vez con un desayuno completo en la mesa preferida de la terraza.

H. A. Cobin

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